Catalina la Grande, también conocida como Catalina II, fue una emperatriz rusa que gobernó desde 1762 hasta 1796. Durante su reinado, introdujo varias reformas y mejoras en Rusia, incluyendo en el ámbito de la salud pública.
En 1768, Catalina II recibió una carta del científico inglés Edward Jenner, quien había desarrollado una técnica de vacunación contra la viruela basada en la inoculación con la pústula de la viruela bovina. Catalina II se interesó inmediatamente por esta técnica y ordenó que se llevaran a cabo pruebas en Rusia.
Para llevar a cabo la campaña, Catalina ordenó la creación de una comisión de expertos médicos para supervisar la distribución de la vacuna y la capacitación de personal médico en su administración. Se establecieron puntos de vacunación en todo el país, y se alentó a la población a recibir la vacuna.
En 1768, Catalina la Grande emitió un decreto ordenando la vacunación obligatoria contra la viruela en todo el Imperio Ruso. Ella misma fue vacunada contra la viruela en ese año, convirtiéndose en una de las primeras monarcas en hacerlo y en la primera persona en Rusia que lo hacía.
La soberana escribió una carta, para explicar cómo organizar una campaña de vacunación a gran escala y advertir que sin la vacunación habría un “gran daño, especialmente entre la gente común”. La carta es el primer documento conocido sobre la primera campaña de vacunación en Rusia.
La carta dice lo siguiente:
“Conde Piotr Aleksandrovich, entre los otros deberes de las Juntas de Bienestar en las Provincias confiadas a usted, uno de los más importantes debería ser la introducción de la inoculación contra la viruela, la cual, como sabemos, provoca gran daño, sobre todo entre la gente común.
“Dicha inoculación debería ser común en todas partes, y ahora es mucho más conveniente, ya que hay médicos o asistentes médicos en casi todos los distritos, y no requiere de un gran gasto.
“Para sentar un ejemplo de esto, emita una orden a la primera oportunidad en cada pueblo provincial, de contar las superfluas residencias conventuales restantes o los monasterios pequeños que han sido abolidos, y de construir la cantidad mínima de alojamientos para la estadía temporal de quienes no sean capaces de recibir esta inoculación en casa; el dinero necesario para esto puede tomarse de los ingresos del pueblo.
“Los médicos provinciales pueden aclarar este asunto, especialmente ahora que enviamos gente que tiene un salario bajo contrario a las regulaciones: así, ya que el Dr. Gund en Nóvgorod-Síverski puede llevar a cabo exitosamente esta inoculación, entonces añádanse 300 rublos a su salario regular del ingreso remanente de las otroras fincas monasteriales. Por lo demás, mantenemos una disposición favorable por usted”.
La campaña de vacunación de Catalina la Grande fue un éxito, y se cree que salvó la vida de decenas de miles de rusos. La emperatriz continuó apoyando la investigación médica y el cuidado de la salud pública durante todo su reinado.
Catalina también apoyó a los médicos y científicos que trabajaban en la investigación y el desarrollo de nuevas vacunas. En 1780, fundó la Academia Médico-Quirúrgica de San Petersburgo, que se convirtió en un importante centro de investigación médica en Rusia.
En 1801, después de la muerte de Catalina II, su sucesor, el emperador Pablo I, creó el primer instituto de vacunación en Rusia en su honor. Desde entonces, la vacunación contra la viruela se convirtió en una práctica común en Rusia y en otros países.
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